Riesgo climático y empresa: por qué la diligencia debida también empieza con el clima
Luis Miguel Vioque Galiana. Doctor en Derecho por la Universidad de Castilla-La Mancha
20/06/2025


Durante mucho tiempo, el cambio climático fue percibido por muchas empresas como un problema externo. Algo que debía gestionarse desde la responsabilidad ambiental o, en el mejor de los casos, desde el área de sostenibilidad. Pero la realidad ha cambiado. Hoy, el impacto climático es también un riesgo empresarial, jurídico y estratégico, que debe abordarse desde el centro de la toma de decisiones.
La Directiva (UE) 2024/1760 sobre diligencia debida en sostenibilidad ha venido a confirmar esa transformación. Por primera vez en el marco normativo europeo, se incorpora de forma explícita la necesidad de que las empresas no solo se ocupen de los derechos humanos y laborales, sino que evalúen y actúen sobre los efectos negativos derivados del cambio climático dentro de sus cadenas de actividades.
Y no se trata de un añadido. Es parte integral de una nueva forma de entender la responsabilidad empresarial: una que reconoce que las emisiones, la degradación ambiental y la falta de adaptación no son cuestiones aisladas, sino causas directas de vulnerabilidad social, económica y jurídica.
La sostenibilidad sin clima no es sostenibilidad
Muchas empresas ya han avanzado en políticas de sostenibilidad, pero aún tienden a tratar el cambio climático como una cuestión separada: un informe ambiental aquí, una auditoría energética allá. Lo que plantea la Directiva —y lo que exige la realidad— es integrar esta dimensión climática en el proceso estructural de diligencia debida.
Eso significa que las empresas deben identificar cómo contribuyen al cambio climático a través de su modelo de negocio, sus decisiones de compra, su logística, sus productos. Pero también, de forma inversa, cómo el cambio climático puede afectarles directamente: interrupciones en la cadena de suministro, escasez de recursos, conflictos por el uso del suelo, nuevas exigencias normativas o pérdida de acceso a mercados.
La doble dimensión —contribución y exposición— exige una lectura más profunda del riesgo, que solo puede lograrse si el análisis climático se incorpora a las matrices de diligencia debida que ya existen en el ámbito social o de derechos humanos.
Planes de transición climática: del compromiso a la acción
La Directiva establece que las empresas obligadas a elaborar informes de sostenibilidad en virtud de la CSRD deberán desarrollar un plan de transición climática alineado con el Acuerdo de París. Esto ya no es una cuestión opcional ni reputacional.
Estos planes deben contener metas, medidas operativas concretas, indicadores de seguimiento y mecanismos de supervisión interna. En otras palabras: el discurso climático debe dejar de ser aspiracional y convertirse en trazabilidad y gobernanza.
No se trata solo de comprometerse con la neutralidad en carbono en 2050, sino de demostrar, año tras año, cómo se está reconfigurando el negocio para hacerlo posible. Porque cada decisión cuenta: el proveedor que se elige, el material que se utiliza, el transporte que se prioriza, el residuo que se evita.
Riesgo climático en la cadena de valor: el eslabón más débil
Uno de los mayores desafíos es evaluar el riesgo climático no solo en las operaciones propias, sino en toda la cadena de actividades: proveedores agrícolas expuestos a sequías, socios logísticos afectados por fenómenos meteorológicos extremos, proveedores energéticos en transición.
Si no se incluyen estos factores en el análisis de riesgos, la diligencia debida queda incompleta. Y eso tiene consecuencias: pérdida de resiliencia, incumplimientos normativos, conflictos legales o daños irreparables a la reputación.
Por eso es tan importante vincular la gestión del riesgo climático con la diligencia debida: para evitar impactos que, aunque previsibles, no fueron gestionados.
¿Cómo puede ayudar RECAVA?
Desde el Observatorio RECAVA hemos desarrollado un asistente inteligente capaz de ayudar a las empresas a integrar el riesgo climático en sus procesos de diligencia debida.
Con RECAVA, puedes:
Identificar los puntos de mayor exposición climática en tu cadena de valor.
Recibir orientación sobre cómo elaborar un plan de transición climática conforme al marco normativo europeo.
Incorporar indicadores de riesgo climático en tus matrices ESG.
Consultar casos sectoriales, medidas proporcionales y buenas prácticas.
Entender cómo se vinculan las obligaciones de la Directiva con tus estrategias de descarbonización.
La sostenibilidad sin análisis climático ya no es sostenible. Y RECAVA te ayuda a cerrar esa brecha de forma clara, práctica y personalizada.
En un escenario global donde la temperatura media no es la única variable en ascenso —también lo están las expectativas regulatorias, las exigencias financieras y la conciencia social—, no actuar frente al cambio climático ya no es una opción. Es un riesgo. Y como todo riesgo, debe gestionarse. Con responsabilidad, con datos y con visión de futuro.
© 2024 Responsabilidad Corporativa en las Cadenas de Valor. Todos los derechos reservados.


UNIÓN EUROPEA
Fondo Europeo de desarrollo Regional
Una manera de hacer Europa
MINISTERIO
DE CIENCIA, INNOVACIÓN
Y UNIVERSIDADES

