Las pymes también cuentan: cómo abordar la diligencia debida desde estructuras más pequeñas

Luis Miguel Vioque Galiana. Doctor en Derecho por la Universidad de Castilla-La Mancha

03/07/2025

supervisión de pymes desde el poder económico
supervisión de pymes desde el poder económico

La sostenibilidad no es una cuestión de tamaño. Tampoco lo es la responsabilidad. Sin embargo, cuando se habla de diligencia debida, es habitual que el debate se centre en las grandes empresas, en sus complejos sistemas de gestión, en sus departamentos de cumplimiento normativo y sus informes anuales de sostenibilidad. Las pequeñas y medianas empresas —las pymes— quedan muchas veces fuera del radar, como si este cambio normativo no fuera con ellas.

Pero sí va con ellas. Porque aunque la Directiva (UE) 2024/1760 sobre diligencia debida impone obligaciones directas solo a empresas de gran dimensión, sus efectos se despliegan a lo largo de toda la cadena de valor. Y en esa cadena, las pymes son protagonistas.

Una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil

Hoy, una empresa que suministra productos o servicios a un gran grupo empresarial ya está sintiendo la presión. No hace falta esperar a la entrada en vigor de la Directiva ni a su transposición nacional. Ya están llegando los primeros cuestionarios, los códigos de conducta, las solicitudes de información sobre emisiones, condiciones laborales, igualdad de género, o derechos de terceros.

Las grandes compañías, obligadas a identificar riesgos en toda su cadena de actividades, están trasladando expectativas (y exigencias) hacia abajo. No por capricho, sino porque si no lo hacen, ellas mismas incurren en incumplimientos.

Esto supone un cambio profundo para las pymes. Lo que antes era una relación basada únicamente en precio, plazo y calidad técnica, ahora incluye nuevos factores: riesgo reputacional, trazabilidad ambiental, cumplimiento social. No adaptarse puede significar quedar fuera de contratos clave. Pero adaptarse —aunque suponga un reto— también abre nuevas oportunidades de permanencia y crecimiento.

¿Es realista pedir a una pyme que aplique la diligencia debida?

No es realista pedirle lo mismo que a una multinacional. Pero sí es razonable esperar que las pymes avancen en la dirección correcta, con medios proporcionados a su capacidad y tamaño. La clave está en la proporcionalidad. No se trata de desarrollar sistemas complejos, sino de construir una base mínima sólida y honesta, que permita:

  • Identificar los impactos que puede generar la empresa en sus operaciones, aunque sean locales o limitadas.

  • Conocer a sus proveedores, especialmente cuando trabajan en sectores o regiones con mayores riesgos sociales o ambientales.

  • Disponer de una política básica —una página bien pensada— que defina principios y compromisos.

  • Escuchar las preocupaciones de trabajadores, proveedores o grupos del entorno, y dar respuesta.

  • Documentar las decisiones que afectan a la sostenibilidad: por qué se eligió un proveedor, cómo se resolvió un incidente, qué medidas se tomaron.

Esto no requiere estructuras sofisticadas, sino coherencia, orden y voluntad. Y todo ello es posible incluso en empresas pequeñas.

Ejemplos cotidianos que también son diligencia debida

  • Una empresa de transporte subcontrata a conductores autónomos: ¿ha comprobado que no se les exija trabajar más horas de las legalmente permitidas?

  • Un taller de confección compra tejidos de bajo coste a un proveedor asiático: ¿ha verificado si se respetan condiciones laborales básicas?

  • Una empresa de catering compra productos agrícolas de una cooperativa local: ¿se ha planteado si las condiciones de contratación temporera cumplen con los convenios colectivos?

Estos ejemplos no requieren un equipo jurídico. Requieren preguntas adecuadas y decisiones responsables. La diligencia debida no es un trámite burocrático: es una forma de tomar decisiones informadas que reduzcan el riesgo de causar daño.

¿Y si no tengo tiempo, recursos ni conocimientos?

Aquí es donde el apoyo externo, público o tecnológico, puede marcar la diferencia. Desde el Observatorio RECAVA hemos diseñado un asistente de inteligencia artificial que traduce el lenguaje normativo y los estándares internacionales a la realidad diaria de las pymes.

RECAVA no impone, acompaña. Está pensado para que una empresa pequeña pueda:

  • Entender en qué medida le afecta la Directiva de diligencia debida.

  • Elaborar una política sencilla de compromiso en sostenibilidad.

  • Realizar una primera evaluación de riesgos, con preguntas adaptadas por sector.

  • Acceder a modelos de respuesta ante solicitudes de grandes clientes.

  • Preparar documentación básica para demostrar que ha actuado de forma razonable.

Y todo ello sin necesidad de conocimientos técnicos previos ni de inversión en consultoría externa. Porque hacer lo correcto no debería ser un privilegio solo para grandes estructuras.

Más allá del cumplimiento: un camino hacia la profesionalización

Incorporar la lógica de la diligencia debida permite a las pymes crecer en madurez organizativa. Mejora sus relaciones con proveedores y clientes, fortalece su reputación, reduce riesgos legales y, lo más importante, les da voz en un nuevo modelo económico que ya se está construyendo.

Las pymes no son el eslabón débil de la sostenibilidad. Son el lugar donde lo justo y lo viable pueden empezar a encontrarse. Lo que necesitan no es que se les exijan imposibles, sino que se les acompañe con herramientas proporcionales y un enfoque práctico. Ahí es donde queremos estar desde RECAVA.