Gobernar con propósito: la sostenibilidad como asunto del consejo de administración

Luis Miguel Vioque Galiana. Doctor en Derecho por la Universidad de Castilla-La Mancha

16/06/2025

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Durante demasiado tiempo, el compromiso con la sostenibilidad ha sido visto como una función técnica, una tarea delegada a departamentos especializados en responsabilidad social, compliance o comunicación. Algo importante, sí, pero ajeno al centro de gravedad de la empresa: el lugar donde se toman las decisiones estratégicas.

Ese modelo se está agotando. Y no solo por razones éticas, reputacionales o de presión social. Lo que hoy se exige, desde el marco normativo europeo, es algo mucho más profundo: que las empresas no solo “digan” que respetan los derechos humanos y el medioambiente, sino que lo integren en su modelo de gobernanza, al más alto nivel.

La Directiva (UE) 2024/1760 lo deja claro: ya no basta con tener un código ético ni con firmar compromisos voluntarios. La diligencia debida en sostenibilidad debe formar parte de la estrategia empresarial, y eso empieza por el consejo de administración.

Una nueva expectativa sobre el liderazgo empresarial

Lo que está en juego es un cambio de mirada. Hasta hace poco, la sostenibilidad se evaluaba en función de los informes anuales, las auditorías internas o el cumplimiento de ciertos indicadores. Pero esa lógica se ha quedado corta.

Hoy se pide algo más exigente: que los órganos de gobierno —y en particular el consejo de administración— asuman la responsabilidad de supervisar cómo su empresa identifica, previene y aborda los riesgos que pueda generar sobre las personas o el entorno, ya sea de forma directa o a través de su cadena de actividades.

No se trata de que el consejo “sepa que se hace algo”. Se trata de que se involucre activamente, exija información, dé dirección y rinda cuentas. La sostenibilidad ha dejado de ser un terreno técnico para convertirse en un asunto estratégico.

No basta con aprobar políticas

Muchos consejos están habituados a revisar y aprobar documentos de política empresarial: compromisos con el clima, códigos de conducta para proveedores, informes ESG. Pero el verdadero impacto no está en el papel, sino en las decisiones cotidianas.

¿Qué productos priorizamos? ¿A qué mercados expandimos nuestra actividad? ¿Qué tipo de relaciones comerciales fomentamos? ¿Qué márgenes aceptamos? ¿Qué prácticas incentivamos con nuestros sistemas de bonificación?

Estas son decisiones que se toman en la cúspide de la organización, y que tienen efectos muy concretos en la vida de trabajadores, comunidades y ecosistemas. Un consejo que no se hace estas preguntas está gobernando a ciegas.

Liderar también es saber decir “no”

La responsabilidad del consejo no es solo supervisar, sino también marcar límites. En ciertos casos, esto implica tomar decisiones difíciles: detener una operación en una zona de alto riesgo, rechazar prácticas comerciales que comprometen la integridad de la cadena de valor, o reformular una estrategia que maximiza el beneficio a corto plazo a costa de impactos insostenibles.

Esto requiere información, pero también criterio. Y sobre todo, una disposición a ejercer un liderazgo coherente, aunque eso implique ir contra inercias instaladas o intereses inmediatos.

Una gobernanza que esté a la altura del presente

La Directiva (UE) 2024/1760 exige que el consejo de administración supervise el proceso de diligencia debida y que asegure su integración efectiva en la estrategia empresarial. Además, en determinados casos —especialmente cuando la empresa está sujeta a obligaciones de información en sostenibilidad— deberá velar por la adopción de un plan de transición climática coherente con los objetivos del Acuerdo de París.

Es decir, el consejo ya no puede limitarse a delegar. Debe ejercer un rol activo, informado y comprometido. Debe tener la capacidad de entender los riesgos ESG, de leer un mapa de impactos con mirada crítica, de participar en las decisiones que definen cómo se crea —y cómo se distribuye— el valor.

RECAVA como aliado estratégico

Este nuevo rol puede parecer desafiante. Pero no hay que enfrentarlo a ciegas. El asistente inteligente del Observatorio RECAVA, ha sido desarrollado precisamente para ayudar a los equipos directivos a traducir estas nuevas exigencias en acción concreta.

RECAVA ofrece recursos diseñados para el nivel de la gobernanza: orientación normativa clara, marcos de indicadores ESG estratégicos, modelos de supervisión y control, sugerencias de buenas prácticas y consultas personalizadas que permiten tomar decisiones informadas sin depender únicamente del área técnica.

Porque gobernar bien no es saberlo todo, sino saber qué preguntar, dónde mirar y cómo actuar con responsabilidad.

Un nuevo tiempo para la responsabilidad empresarial

Estamos en un momento en que las empresas ya no pueden limitarse a “no hacer daño”. Se espera de ellas que contribuyan activamente a un entorno más justo, más seguro y más sostenible. Y ese compromiso empieza en los órganos de decisión.

Un consejo que asume este reto no solo se ajusta al marco legal. También anticipa riesgos, fortalece la resiliencia de la empresa y refuerza su legitimidad ante inversores, trabajadores y sociedad.

Porque en esta nueva era, gobernar con propósito ya no es una opción. Es una necesidad.